Pascuala Carrizo Guakinchay, la cacique de la comunidad Huarpe, es una mujer serena que guarda la experiencia y sabiduría de sus antepasados. Recientemente, participó en la Casa de San Luis de la Noche de las Casas de Provincia, junto a integrantes del Programa Culturas Originarias y el Subprograma Pueblo Nación Huarpe.
-¿Cuál ha sido tu experiencia en el “Recorre tu país en una noche” de la Casa de San Luis?
-Fue muy linda y gratificante. Estamos muy contentos de haber llevado la cultura del Pueblo Huarpe y Ranquel, a cargo de María Cristina Vilches.
-¿Qué significa “Huarpe”?
-Huarpe es “hijos de Dios”; el sonido “pe”, señala el parentesco directo con el Dios supremo.
-¿Cómo se desarrolla el pueblo ranquel?
-Está en un proceso de desarrollo muy importante, no sólo económico: tenemos obras tales como acueductos, viviendas, electricidad, que redundan en una muy buena calidad de vida. También pasa por el respeto a la identidad que se ha generado en la sociedad, que se relaciona con la reivindicación de las culturas originarias que pregona el Gobierno del Dr. Alberto Rodríguez Saá. Él nos ha brindado un espacio que en otras provincias no existe; día a día crecemos y avizoramos un futuro próspero.
-¿Cuál ha sido la mejora más importante?
-El acceso al agua mediante el Acueducto Nogolí. En la historia se nos conoció como “Huarpes laguneros” mientras vivíamos en un desierto. Sin habernos ido del lugar, nos cambiaron el paisaje. Lo que antes eran las lagunas de Guanacache o complejo de Humedales de Guanacache, se fue transformando de a poco en un desierto.
Cultura Huarpe
-¿Qué situación lo cambió?
-Las administraciones de los Gobiernos de Mendoza y San Juan no consideraron que río abajo había habitantes, y construyeron diques en la pre-cordillera; de ese modo, nos quitaron el agua y nos llevaron a empobrecer las familias. Fue un desastre ecológico por la muerte de varias especies y el desmembramiento familiar. Es muy triste ver cómo se desarmaron familias por tener que buscar otros medios de subsistencia. Nuestra cultura fue cambiando, ya que al no haber peces, los integrantes de la comunidad no teníamos para comer, al no haber juncos no se podía hacer canastos para vender, al no haber agua ni pastizales se perjudicó también el ganado, que de a poco fue muriendo, tanto como las especies que se extinguían. Estos hechos me llevaron a conversar con el Gobernador para plantearle la situación. Su respuesta me reveló su gran sensibilidad. En poco tiempo, generó este lugar en el que vivimos, ubicado en el límite con San Juan y Mendoza. El nuestro es uno de los pueblos más antiguos; al ser originarios, no podemos medirnos ni contarnos, porque somos hermanos preexistentes a la Nación Argentina. Si me preguntas cuántos somos… ¡somos muchos!
-¿Qué proyecto tiene la comunidad en el corto plazo?
-Primeramente, la crianza de animales. Tenemos ovejas, llamas, unas poquitas cabras, pero vamos avanzando. Hay algunos caballitos para mirar la manada también. Las mujeres, por su parte, practican técnicas ancestrales que utilizan en el telar, desarrollan todo el proceso, desde esquilar la oveja, preparar la lana y urdirla, hasta tejer hermosas prendas. Y todo lo hacen manualmente, con técnicas heredadas de sus mayores. En varias ocasiones hemos llevado muestras de nuestra producción a la Casa de San Luis. Es un gran trabajo de familia. Por eso valoramos todo, desde el lugar del emprendimiento hasta el producto terminado. Contamos con Lucía, una de las maestras, que generó un proyecto muy lúcido para reactivar las técnicas ancestrales y buscar formas de agilizar el proceso.
-¿Cómo es el pueblo Huarpe?
-El pueblo Huarpe es tranquilo, se diferencia de otros, que habitan el Sur del país, que son más viscerales. Rescato un valor fundamental, que es el trato a los pueblos originarios que recibimos en San Luis. Es un hecho que emana de una política específica en esa dirección; siento que es muy digno reconocerlo, porque somos agradecidos. Seríamos falsos e injustos si no dijéramos ¡gracias!
Patricia Ortiz
