Berta Vidal de Battini es una destacadísima representante del “mundo puntano de las letras”. Nació en 1900 y falleció en Buenos Aires en 1984. En su provincia natal, estudió Magisterio para luego terminar su formación intelectual en la Universidad de Buenos Aires, donde se doctoró en Filosofía y Humanidades con su tesis “El habla rural de San Luis”.
En este capítulo, la autora narra la historia de una madre viuda que vivía con su hija, a quien dedicaba su vida y su trabajo, pero la niña era cruel con ella y no valoraba los sacrificios.
A pesar de que su hija amargaba su vida, ella continuaba amándola, pensaba que su desobediencia y su descaro serían pasajeros.
Así fue que un día, la joven asistió a una fiesta del Patrono del pueblo vecino. Su madre estaba feliz por ello, pero al quedarse sola enfermó gravemente y mandó a buscarla, sin éxito, pues la muchacha se negaba a abandonar la fiesta. Ya encolerizada por el proceder de su hija, y en medio de la desesperación y la fiebre, la maldijo antes de morir. Esa misma noche, la desdichada joven perdió su aspecto humano, que cambió al de un ave que emitía un chirrido estridente y seco. Llevada por la culpa, se dirigió al rancho de su difunta madre, ya no como la bienamada hija que había sido, sino convertida en lechuza por su falta de compasión con su madre. Y condenada a purgar su culpa como mensajera de muerte y en la perpetua sombra.