Berta Vidal de Battini es una destacadísima representante del “mundo puntano de las letras”. Nació en 1900 y falleció en Buenos Aires en 1984. En su provincia natal, estudió Magisterio para luego terminar su formación intelectual en la Universidad de Buenos Aires, donde se doctoró en Filosofía y Humanidades con su tesis “El habla rural de San Luis”.
En el octavo capítulo, la autora describe el llanto de una mujer que busca a un amor que nunca volvería: -¡Crespín, Crespín, Crespín!, clamaba. Crespín era el hombre amado por aquella pobre desdichada afecta a las barajas y la taba. En una dramática jornada, Crespín ganó a todos en buena ley para luego, cargando su tesoro maldito, marchar al encuentro de su amada. Sin embargo, en el camino fue sorprendido a traición por uno de los perdedores, sediento de venganza y envidia. Así fue como su vida quedó tronchada, tanto como las ilusiones de su amada, que lo aguardaba paciente en su rancho. Al pasar el tiempo y no verlo llegar, se desesperó y decidió ir en su búsqueda, a pesar de no conocer el camino ni los senderos. Sin fuerzas, desfalleció en el campo, levantó los brazos implorando a Dios la ligereza y la agilidad del ave. Y así fue que, milagrosamente, se produjo la metamorfosis. Libres los brazos, extendidos hacia el infinito, pero ahora emplumados, partió hacia la aurora llamando a un amor que ya nunca encontrará… -¡Crespín!.. ¡Crespín!.. ¡Crespín!..
Claudia Ortiz