Camino San Luis

Un portal dedicado a la provincia de San Luis

El autor de Campo Guacho es Polo Godoy Rojo, nacido en San Luis en 1914, en Santa Rosa de Conlara.
El narrador, poeta y docente rural es un gran observador de la pobreza, la orfandad, el abandono de la tierra, la corrupción del poder, la degradación, las esperanzas y las miserias… aunque también logró plasmar la alegría en esta obra. Su alma sensible fue impresionada por el sufrimiento de los niños y los hombres y las mujeres de campo condicionados por el entorno físico y social en su San Luis natal.
Es la voz de aquellos que han sido desheredados en aras de un falso progreso que convertirá al terruño en la nada misma y que sin embargo nunca abandonarían su lucha por sobrevivir y su resistencia al opresivo sistema que los asfixia.

Florián Lucero es un joven campesino que vive en un campo de la provincia de San Luis.
A temprana edad, Florián pierde a su padre y su madre, doña Jesús, queda al mando de su familia, ante un panorama económico funesto. Así se inicia para el protagonista un camino de carencias y mezquindades que lo acompañarán por el resto de su vida. Sin embargo, doña Jesús será la encargada de transmitir con gran sensibilidad el legado moral, cultural y criollo, el amor al terruño y la dignidad.

Como primer acto en el ejercicio de la “dignidad por la pobreza”, doña Jesús se niega a dar a Florián como criado a los dueños de una estancia vecina, sugerido por su compadre como remedio para aliviar su miseria. A pesar de que la precaria situación se va incrementando, la familia se conserva unida en aras de una esperanza de superación.
“Hay que lomiarse pa ´ganar el pan, hijos, y no tener que pedir nada a nadie“, solía aconsejar la sabia mujer, quien defendía su plan de unión: “Dende el más grande al más chico, cada uno hará lo que pueda, pero todos harán algo“.

De esta manera, Ramona pastoreaba las cabras y Tomasa se ocupaba de la casa, mientras la madre de Florián y su hermano Pancho se encargaban de los bueyes que araban la tierra. Además, debieron recurrir a los novenarios de la tía Eulalia para lograr cambiar su esquiva suerte.
En cuanto a la personalidad de Florián, el autor lo describe como un muchacho travieso que recibe de su madre fuertes escarmientos al poner en riesgo la salud de su hermana Ramona, siendo obligado además a rezar para enmendar su falta.

En otro tramo, la historia cuenta que, a punto de vender la vaca “La Mocha”, pudieron rescatarla con más trabajo asegurando la propiedad y el alimento familiar por un tiempo. Luego llegó el tiempo de la cosecha y se compraron dos novillos para engordar. Al año, Tomasa se casó.
A los 12 años, Florián comienza su etapa escolar en la escuela “Arbolito blanco”, y aunque su interés no era precisamente el estudio, aparece en su vida la linda “Martina” con su graciosa carita morena, mientras el pueblo es sorprendido por la amenaza de la construcción de un dique.
“Vienen a esclavizar la tierra”, profetiza su madre, quien piensa que esta decisión los dejará en la miseria con el ingreso de las máquinas del aserradero que se llevarían lo que ella amaba, sus afectos, sus pertenencias, su tradición, sus árboles. Así observaron un letrero en la estación que indicaba: “Conlara”.

Florián seguía obsesionado con Martina y le envía un mensaje para encontrarla. Eudosio, su rival, intercepta la invitación y logra que su maestro lo castigue en penitencia, lo que provoca en Florián vergüenza e indignación, las cuales desencadenan una sangrienta pelea que da como resultado la victoria del protagonista sobre Eudosio.

El destino lo pone frente a la enfermedad de su hermano Pancho, quien delira en el campo donde buscan leña y debe ser cuidado por la madre y la hermana.
El tiempo pasa y llega el verano. Doña Jesús encuentra que el calor ha afectado la cosecha porque el río barrió con lo poco que quedaba. Para pagar los gastos médicos de Pancho, tuvieron que vender los bueyes, el carro y los novillos.

Continuará

Claudia Ortiz

Categorías: Cultura, General, San Luis Libro

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